Y a tí, ¿qué te gusta más?

lunes, marzo 22

El primer día de primavera.

-Jannet, date prisa o llegaremos tarde- Me gritó Paulette desde el tiro de la escalera.
Me asomé desde arriba, se la veía esa carita que tiene ella con una sonrisa de oreja a oreja, como siempre, como es ella.
Me apoyé en la barandilla y la dije:
-¡Ya voy!
Según bajaba ,con mi mochila puesta, me dí cuenta de que algo se me olvidaba.
-¡Mi sombrero bonito!-Murmuré.
Volví a la habitación y me lo coloque en la cabeza.
-Ya estoy lista, ya nos podemos ir.
Bajamos al garaje y cogí mi vieja bicicleta amarilla.
Pedaleamos hasta donde habíamos quedado con Juliey nos dirigimos a ese lugar al que ibamos todos lo años el primer día de primavera. Un lugar hecho solo para nosotras tres.
-Julie, habrás traido esos pastelistos tan ricos rellenos de crema que hace tu tía Emma, ¿verdad?
-¿A caso dudabas de mi? -Dijó levantanto la deja derecha.
Las tres nos empezamos a reir, como siempre que estamos juntas.
Paulette sacó de su mochila nuestro mantel de cuadros rojos y blancos y empezamos a merendar.
Por último nos tomamos un té de vainilla que traía yo preparado en el termo. Un poco dulce para mi gusto.
Terminamos de merendar, recogímos todo, sacudímos el mantel dejando que las migas fuesen comidas por los animalillos y nos escondimos detrás de un árbol enorme para ponernos nuestros bañadores.
Sin que me diese tiempo a terminar de ponerme la parte de arriba Julie gritó:
-¡Quien llegúe última al lago tráe el próximo día los pastelitos!
Salimos las tres corriendo. Llegamos a la orilla y notaba como el agua fría fluía por mis pies.
Nos tiramos como trochones en el agua. Chapoteamos hasta que nos costaba flotar de lo cansadas que estabamos.
Salimos del agua y nos fuimos a la cabaña a secarnos y a ver el bonito atardecer.

Un Sábado cualquiera.

Terminé de comer esos macarrones que me hace mi madre con tanto amor, me levanté, cogí mi plato y lo llevé al fregadero de la pequeña cocina de azulejos verdes. Cogí mis cosas, abrí la puerta y me marché.
Iba caminando por la calle y me paré en el primer coche que ví para mirarme en el retrovisor y vestir mis labios de rojo. Me reuní con mis amigas ,a las que hacía mucho tiempo que no veía, y nos marchámos a ese Pub en el que siempre nos solíamos hechar unas risas.
Nos pusimos a beber Vodka, como en los viejos tiempos. Bebí como una loca y no sabía que hora era.
Pregunté a un chico muy amable que se encontraba a mi lado. Las 24:56. Se me había pasado el tiempo muy rápido. Como una estrella fugaz. Me levanté de la mesa y me dirigí a la barra del Pub ya que no encontraba a ninguna; ni Julie, ni Paulette...Nose donde se podrían haber metido.
Me senté en un taburete y un señor mayor me dió conversacíon. Me sentía como una auténtica borracha.

Él.

Y esque él es mi inspiración.
Cuando no esta él, faltan versos en mis poemas.
Cuando no esta él, siento como el aire me acaricia en mi cara sin apenas poder entrar en mis pulmones.
Cuando no esta él, pequeñas gotas de lagrimas se van escurriendo por mis ojos, nariz y boca.
Cuando no esta él, siento que algo se me cae encima sin saber el qué. Me impacta en el suelo haciendome caer. Intento levantarme pero siento tanta pesadez encima que me es imposible incorporarme.
Cuando no esta él, es en lo único que pienso.
Cuando no esta él, siento como el corazón poco a poco se me va agrietando dejandome un dolor inaguantable en mi pequeño latir.
Cuando no esta él, me voy al aire libre a gritar un Tequiero esperando que él lo escuche donde quiera que esté.
Cuando no esta él, me falta algo.
Cuando no esta él.